Me estaba perdiendo en un cuento, ese en el que hay que seguir un conejo blanco que después termina siendo el meollo de fantástica película de trajes de cuero y vidas paralelas.
Alicia me terminé llamando... pero una visión me perturbó el habla, qué digo el habla?, la vista, los oídos, el olfato.... mis tres sentidos... ( y digo mis 3 sentidos porque no imaginaría ni en sueños poder utilizar los restantes en esta especie de parábola redonda de infinito resplandor)...
Me fui resbalando como la galletita oblea de los helados, mis ojos se quedaron sin posible expresión... Pinka no salía de su asombro y terminamos mirandonos y doblando las comisuras de los labios como si nos hubieran apretado el páncreas con una pico de loro.
dios. era como una luna asomandose en pleno día de oficina, mezclada con el aroma de la espuma que todo lo limpia y las pláticas a lo lejos de nuestro gran amigo, el gran cuerda.
Todavía no logramos decifrar cómo se pudo ver tal espectáculo a pesar de cierta vegetación perturbadora.
Ya me da calambres todo esto.
LLamado a la solidaridad latinoamericana...
pidamos por un agujero más en el cinturón del pantalón.
Hoy todos somos denim.
Ponka.
(en regresión)
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