
Ruidos detrás de la puerta. Aceleración mecánica, hojas y más hojas. Redundantes sonidos, la rutina, cada día.
Inesperada rugió y se sentó. "Nada funciona". Todo es queja, vapuleo mental.
Discó y esperó... más ruidos, discó en pequeñas dosis y colgó. Me miró, me habló, pretendí no escuchar. Sus palabras y ese aliento a años añejados en tabaco me repelen.
Nuevamente lo intentó, parece haber encontrado algo. Pero nunca es suficiente.
Nunca vi una flor salir de su boca.
Se incorporó rutilante y terminó la oda recurrente.
Volvió a su recinto. Sola, entre hojas.
Ponka.
(perdón Humphrey)
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